jueves, 22 de mayo de 2008

Elementos

Martillo, verdugo de los dedos,
roza con su cabeza de piedra
la cabeza del alfiler de metal;
lo dobla y somete
como el aliento del aire
hace con la luz de la vela,
que intensa como una estrella
la acerca a su final.

Tornillo, y toda su vida girando
como un dado que no encuentra su cara;
de plata como un romance de luna
atraviesa las paredes y agarra,
como diente en una mordida,
los huesos de madera de casa.

Cuchillo, la idea más fría,
y el invitado que nunca falta
a la fiesta de la mesa,
siempre a la vuelta del plato.
Es agujero en potencia
y sutil pista para el ojo,
que no ve el corazón roto,
pero huele las formas de la muerte.

Baúl, y su sabor a viejo;
su olor al agua de mar
y a los médanos de arena,
por los cuáles fue arrastrado un día
cargado por manos sin guantes.
Pasajero de quinta clase
de un viaje eterno sin cama,
se agarró de estas tierras tan nuevas
como una maceta sin raíces
que sigue a su árbol.

Ojos, suenan como campanas
y calientan como soles
en la alegría del ser;
y crepitan como fogones
en la cercanía a morir.
Ventanas abiertas a otros
cuando los labios no son
más que puertas bloqueadas;
tazas donde tomar tu cariño
y ollas donde hervir tu rencor.

1 comentario:

Coni Salgado dijo...

Jules, me encantá está poesía y como escribis!
Saluditos!
Coni