viernes, 11 de julio de 2008

Imperativo sobrevivir


Si vos hubieras dicho algo, sabés que te habrían fusilado. Por eso, como ya pasamos ese momento, quedate ahí quieto y acurrucate. Dejame a mí hacerme cargo de este silencio. No te muevas para nada mientras yo me muevo por los dos. No hagás caso a las voces que preguntan si te encontré. Bajá la cabeza, pero no bajés los ojos. No dejés de mirarme, mientras les grito una mentira.


Si no me hubieras mirado, yo te habría disparado. Pero respirá tranquilo, porque ya no puedo voltearte. Ellos tampoco. Cerrá los ojos, y por unos segundos olvidate de todo. Escuchá cómo cae la lluvia, y cómo suena el seguro del fusil. Dejame mirarte mientras temblás lleno de barro, arañado por las ramas. Pero no me digás nada: no podés hablar. No ahora.

Si no te hubieras callado, yo habría terminado muerto. Recordá los cuerpos que pararon las balas que iban a vos. Una palabra tuya me hubiera hecho caer en esa misma pila. Mordete los labios, así como lo hacés, y date cuenta de lo que acabo de hacer. Y de lo que acabás de hacer con tu silencio. Así que no me preguntes nada, levantate como puedas cuando me vaya, y date cuenta de que nunca te vas a olvidar de mí. Yo nunca me voy a olvidar de vos.

Y si no hubiera estado la guerra entre nosotros, habríamos sido amigos.

3 comentarios:

Adriana dijo...

Que duro Jules, juro me dio escalofrío.
Tus relatos se presentan como muy reales. Me gustan.
Te sigo leyendo, un beso.
Adria.-

ade dijo...

- Hola Jules, siempre que tengo un tiempito paso por tu blog y te leo, que bien que estás escribiendo, realmente muy bien, te felicito. Tus relatos son siempre muy interesantes. Un gran abrazo. Ade

mabel dijo...

ya te lo dije cuando lo leíste en clase, y ahora que entro a leerte, esta historia me encantó, por la poesía de la situación y el final impecable.
besos Mabel